FRASES CÉLEBRES: 1) ÚNICA, especial, inimitable, eterna, risible y hasta ridícula: Nicolás Maduro: “Este año, Venezuela se ha convertido en el país de mayor repunte económico de la región” (J aja ja_ je je je_ ji ji ji_ j ojo jo_ ju ju ju)

HACE MUCHOS, PERO MUCHOS AÑOS, creo que no había cumplido mis 18 años de edad, regrese a Guanare con mi título de licenciado en Comunicación Social que me otorgó la ilustrísima Universidad Central de Venezuela en Caracas. Vine lleno de sueños y esperanzas. Éramos muy pocos los periodistas en Portuguesa y sobre todo, muy pocos los licenciados en esa rama. Sigan leyendo.

AQUÍ LO CONOCÍ y mucha gente de inmediato nos identificó como “los dos primeros y únicos licenciados en Comunicación Social de Portuguesa”. Pero no faltó quien dijera que “Grossman era el único y primer licenciado en Periodismo de Portuguesa”. Eso, en lugar de crear una enemistad entre nosotros, hizo crecer aún más esa fraternidad entre colegas y amigos. La cosa se aclaró luego, pues resulta que él estaba recién llegado de Barquisimeto, su tierra natal, y de allí el calificativo de que yo fui “el primer licenciado en comunicación social de Portuguesa”. Crecía y crecía nuestra amistad y porqué no decirlo, “crecía nuestra rivalidad”, pero era “una rivalidad de esas que agigantan a los hombres nobles”, lo cual se evidenciaba en algo muy importante, y si quieren saber algo más de eso, les invito a que sigan leyendo.

EL ERA ADECO Y YO COPEYANO, los dos grandes partidos políticos de la época y a muchos, quizás por los fuertes enfrentamientos políticos de la época, les extrañaba eso, o sea que fuésemos dos grandes amigos y sobre todo en la misma rama profesional. Sigan leyendo.

DESPUÉS DE QUE SE DESEMPEÑÓ COMO Jefe de Prensa de la Gobernación, fue designado como corresponsal en Portuguesa del valenciano diario “Noti Tarde” y yo comencé a trabajar como corresponsal en Guanare del barquisimetano diario “El Informador».  ¿Rivales? Claro que si lo éramos, pero eso acrecentaba nuestra amistad y profesionalismo, de lo cual hay muchas cosas más que contar, por ello les invito a que sigan leyendo.

JUNTOS SACAMOS AL AIRE en Radio Estelar de la capital portuguesaña un programa denominado “MUNDO DEPORTIVO”. Años más tarde, Él, ya residenciado en Acarigua, fundó un extraordinario programa de opinión en Radio Acarigua bajo el nombre de “Café de la tarde”, mientras que yo, por mi parte, desarrollaba en Guanare mi programa en Radio Estelar bajo el nombre de “Primera Plana”. Ambos programas eran la sensación de todos los sectores en esa época, ¿Rivales?.- Claro que sí, porque unos decían que mi programa era el mejor y otros pensaban que su programa no tenía rivales. Pero eso nos unía más en nuestra amistad y en nuestro profesionalismo. Sigan leyendo.

ÉL SEGUÍA SURGIENDO al dedicarse a escribir por el diario “El Regional” una candente columna denominada, primero, “Con mala intención”, y luego la cambio a “Sin mala intención”, al cambiar de diario su publicación en “Última Hora”. Pero yo no me quedaba atrás y mantenía mi columna “La Antena del Cono Sur” en “El Informador” “El Regional” y luego en “Última Hora”. ¿Rivales?.- Claro que si, pues hasta disputas surgían en cuanto a cuál era mejor entre ambas columnas. Eso prácticamente nos obligaba a comunicarnos casi todos los días para comentar nuestros tubazos, pero también todos los días crecía nuestra amistad, y algo muy importante, unía nuestras familias, lideradas por su esposa Lupe y por mi esposa Reinelda. Me gustaría que siguieran leyendo.

POSTERIORMENTE, Él fue designado jefe de prensa en Acarigua de la Universidad “Simón Rodríguez”, y yo fui designado Jefe de Prensa de la Contraloría General del estado. ¿Rivales? .- Claro que sí, pero era una rivalidad para demostrar quién era mejor en esa rama institucional del periodismo. Hablamos mucho de lo difícil que era para ambos trabajar en esa rama, muy limitada para exponer nuestras ideas. Pero allí estábamos, hasta que una traidora enfermedad de esas que llaman ACV le confinó a una silla de ruedas, pero desde ese espacio mantuvo durante otro tiempo más su columna, con el mismo espíritu batallador y pese a su situación nos reencontrábamos en cada celebración en la sede del CNP en Acarigua el Día Nacional del Periodista. Sigan leyendo.

HACE TRES AÑOS nos vimos por última vez en un acto organizado en Acarigua por el entonces gobernador Rafael Calles para rendir reconocimiento a los periodistas, y allí, en su silla de ruedas, fue llamado al presídium por el Primer Mandatario Regional, para hacerle entrega de la decisión del gobierno estadal de otorgarle una pensión económica. El colega Miguel Dinapoli, también su entrañable amigo, le empujaba su silla de ruedas, y me armé de valor y le pedí a Miguel que me dejase ese honor y fui yo quien le acompaño a recibir ese gesto inolvidable de Rafael Calles, para quien semanalmente le fustigaba “sin mala intención” en su columna, hecho que enaltece a un gobernante demócrata. Llegó la pandemia y nos distanciamos un poco, pese a que en algunas ocasiones el teléfono nos unía nuevamente. Sigan leyendo, por favor.

ERA EL JUEVES CUATRO DE AGOSTO de este año, a las once de la mañana yo regresaba de la plaza Bolívar de Guanare, donde cubría una protesta de los trabajadores de la administración pública y al momento de abrir mi carro, recibo una llamada del colega Kike Villavicencio, quien me dijo: “Grossman se murió José Francisco Mosquera en Acarigua”. Solo le dije “Confirma, Kike, y me vuelves a llamar”. Esas palabras para Kike fueron con la esperanza de que se tratase de un falso rumor, producto de las redes sociales. Menos de dos minutos duró mi esperanza, minutos que me permitieron pasar revista a gran parte de lo señalado arriba, pues Kike me volvió a repicar y me soltó esa frase estremecedora, que movió mi corazón, angustió mi alma y me hizo soltar un cúmulo de lágrimas silenciosas en lo más profundo de mi ser. “Si Grossman, se murió Mosquera, el CNP lo acaba de confirmar”. Sigan leyendo.

CUANDO ALGUIEN SE MUERE, es lugar común oír entre sus familiares y amigos la frase de que “no te vamos a olvidar”, pero sabemos que en su mayoría esa frase se suelta a veces como un simple cumplido del momento que luego desaparece, pero a ti, Mosquera, a ti colega, a ti amigo, te juro desde lo más profundo de mi ser que “jamás te voy a olvidar”, y por ahora voy a dejar esta Antena hasta aquí para orar y pedirle al Dios Todopoderoso que me dé el aliento necesario para cumplirte ese juramento.

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