Las patanerías de Tivo

Lo déspota y lo maltratador no se le quita al Gobernador, que no ha entendido que no es emperador. Todos sus actos y sus humores son públicos porque es el primer funcionario del Estado. Sus caprichos y desmanes están causando estragos y consecuencias que parece no percibir metido en su burbuja de adulación y jalabolismo, creyéndose el papá de los helados y levantándose todos los días al ritmo de su vallenato preferido, de Silvestre Dangond, y jura que sigue siendo el papá.

Lo que comenzó con sus conciertos y templetes, permitiendo que se destruyeran viviendas en Guanare y al cambiarle el curso al río Saguaz, arrimándolo a la carretera Biscucuy-Chabasquén, ha logrado que se deteriore más esa vía, descuidada en 22 años de revolución, tuvo su colmo de los colmos, en el irrespeto a dos glorias deportivas en el juego del domingo pasado del Portuguesa FC en el estadio General Páez de Araure. Primero llegó tarde y reclamó a la directiva del pentacampeón que porqué no lo habían esperado para hacer el saque inicial y le armó un zafarrancho a su coordinadora de protocolo, a la que lo más elegante que le dijo fue pusilánime, aunque yo no creo que Tivo sepa que significa eso. La ignorancia en este mandatario no tiene límites. Las reglas de la FIFA se respetan hasta en el último caserío donde se juegue fútbol asociado. Claro, qué va a saber burro de chicle, si es política del PSUV el desprecio por el deporte, a pesar de que ahora los dineros rojos, legítimos o no, van ocupando todos los espacios profesionales del baloncesto, del beisbol y del fútbol venezolano. Ya sé que me van a decir, que si son rojos no tienen nada de legal.

Lo que pasó con Pedro Pascual Peralta, uno de los mejores jugadores que haya tenido el Portuguesa FC en toda su historia, además de ser un caballero a toda prueba, una imagen limpia del fútbol rentado y de la familia hecha en nuestro estado y de Celino Mora, un entrenador de primera, con quien se alcanzó una estrella de la historia de la mejor referencia continental de nuestro estado, no tiene nombre. Desalojarlos del “palco presidencial”, más bien parece un enrejado que corta el tránsito en las tribunas, es una falta de respeto a la historia deportiva de Portuguesa y a la dignidad de dos figuras que merecen la consideración y la estima por todo lo que le han dado a nuestro gentilicio, sin haber nacido en esta tierra. De verdad esta rustiquez de Cedeño, no sólo lo avergüenza a él, sino a la directiva del penta y que me perdone Maykel Frías, porque reconocemos esta dura tarea que lleva sobre sus hombros, porque no impidieron este bochorno y esta agresión de un tipo que se cree dueño del mundo, cuando apenas es un muñeco de esta madeja de corrupción e inmoralidad en la que se ha convertido el PSUV en este estado.

Esa es la estatura del actual gobernador de Portuguesa, que pone a su mujer, como presidenta del poder que debe controlarlo, que coloca a una de sus exfuncionarias como contralora, que coloca a su hijo como directivo fundamental del Central Santa Elena en Las Majaguas, que además no sabe un carajo de eso, acompañado de Cirilo Salas, cuyo primer mentor, Castro Soteldo, no lo quiere ver ni en pintura por todo el desastre que cometió en su administración como gobernador, que eleva a director de la policía a un comandante que irrespeta al Alcalde de un municipio, específicamente al de Sucre, en cuyo gobierno se colocan a maestros a dirigir la secretaría de infraestructura y servicios y que los cargos se otorgan por concursos peculiares, que además se riegan en las redes sociales, con espectáculos denigrantes de la condición humana. Y que conste, cada quien pueda hacer con su vida lo que le dé la gana, pero repito que su derecho termina cuando afecta el espacio y la dignidad de los demás.

Son apenas ocho meses de un gobierno al que rápidamente se le cayeron las caretas. Un tipo que perdió cien mil votos rojos, comparados con la votación que obtuvo Rafael Calles, que perdió cuatro municipios y no perdió más por el capricho de alguna dirigencia de ambas oposiciones, y que por la misma razón no tenemos más parlamentarios regionales. Un jefe de gobierno que tiene en ascuas a más de seis mil trabajadores con amenazas de despido y “renuncias fácticas” en un invento de los perros de caza que tiene en gestión interna. Una señora que se cree dueña del Consejo Legislativo, un elefante rojo que no sirve para nada, porque ni sesiona, porque ni siquiera cuentas pide de los ingresos extraordinarios del ejecutivo, que impide el derecho de la oposición de rotar a sus legisladores, que despide a 85 trabajadores y prohíbe la entrada de algunos. En esas manos estamos. Hay que rebelarse porque creen que tienen a Dios agarrado por la chiva.

IVÁN COLMENARES 

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